Cocinar es una actividad cotidiana que puede disparar el gasto energético en función de nuestros hábitos en los fogones. No solo influye el nivel del fuego, las raciones cocinadas de una sola vez o, por ejemplo, la mayor o menor ingesta de productos crudos.
También influye el uso de la cocina de gas, vitrocerámica normal o de inducción, pongamos por caso o, aunque no suela pensarse, elegir uno u otro tipo de cazuelas, sartenes o cazos. Todo ello resulta decisivo y, en concreto, la olla a presión será una gran ayuda para cocinar con eficiencia energética.
Las ollas a presión suelen ser muy duraderas y pueden durar varias generaciones con el cuidado adecuado. Esto significa que no tendrás que reemplazarlas con frecuencia, lo que reduce aún más su impacto ambiental.
En definitiva, cocinar con olla a presión no solo es una forma práctica y eficiente de preparar comidas deliciosas, sino que también es una opción más ecológica que beneficia al medio ambiente.
1. Ahorramos energía
Al cocinar a mayor presión, los alimentos se cocinan más rápido, lo que se traduce en un menor consumo de energía. Se estima que ahorrarás entre un 50% y un 70% de energía en comparación con los métodos tradicionales de cocción. Esto significa menos emisiones de CO2 y una menor huella de carbono en tu cocina.
2. Ahorramos agua
Las ollas a presión funcionan con un sistema cerrado que evita la fuga de vapor. Esto significa que no necesitas agregar agua durante el proceso de cocción, lo que reduce significativamente el consumo de agua. Un recurso precioso que debemos cuidar, especialmente en zonas con escasez.
3. Un aliado para la dieta mediterránea
Los vegetales hervidos o al vapor, arroces, legumbres y guisos propios de la dieta mediterránea pueden cocinarse muy fácilmente de una y mil maneras con la olla a presión. Una dieta saludable y ecológica por ser rica en frutas y verduras sin abusar de carnes rojas.
Igualmente, si tenemos un pequeño huerto ecológico, la olla a presión es una manera de poder dar salida a frutas y verduras para hacer conservas sin necesidad de estar hirviéndolas durante una eternidad. Igualmente, no será de gran ayuda en el día a día para hacer un sinfín de recetas con nuestros productos.
Eso sí, es importante conocer bien el agua que se precisa, los tiempos de cocción y potencia del fuego para cada receta o grupo de recetas sin que pierdan poder nutritivo. O, al menos, sin que pierdan más del necesario.
4. Durabilidad
Las ollas a presión suelen ser muy durables. Hasta tal punto que fácilmente duran varias generaciones. Salvo el cambio regular de la goma y de algún accesorio como la válvula o asas, el cuerpo de acero inoxidable permanece intacto durante años. Su huella de carbono, a fuerza de pasar años, acaba siendo ligera.
5. Nos mantiene la comida caliente
No es una solución perfecta, pero si la olla a presión se mantiene cerrada una vez apagado el fuego mantendrá la comida caliente durante horas. Si además la mantenemos cubierta con una manta o similares retendrá el calor mucho más tiempo, pudiendo aprovecharse para acabar de cocinarse.